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Néstor Campos

CON LOS PIES EN EL FONDO

Que lamentable situación estamos atravesando…, pero a la vez que oportunidad de conocimiento para todos los argentinos, que tremenda posibilidad de crecimiento, que gran salto estamos realizando hacia un supuesto vacío. Algunos dicen que lo absoluto no existe, que todo es relativo, o sea que ese vacío puede ser lo opuesto, esa gran ocasión para crecer, para darnos cuenta, de las cosas que pasamos, de los cosas que sufrimos, de las cosas que dimos y que nos dieron, pero como dice un amigo, nos hicieron creer que somos soretes pecadores, y nos comportamos como tales, nos creemos lo más grande del mundo, pero también lo peor. Cuando llegará el momento en que maduremos como pueblo?, como estado, como nación, cuando llegará el momento en que encontremos el punto medio???.
Esta bien participar en defensa de lo que nos interesa?, o sería preferible que se pudriera todo de una vez, quizás si esto pasara, podríamos comenzar de nuevo y comprender que fue lo que hicimos en nuestra historia, siempre presas de caudillos y dirigentes, en su gran mayoría corruptos y mafiosos, virtuosos de los más bajos valores morales, a quienes no les importa nada, ni el hambre del pueblo, ni la falta de empleo, ni la salud, ni la educación, ni la seguridad, solo les importa sus intereses. Ah, y por si no lo sabían, el mejor jefe es aquel que vela por la armonía de su grupo, de su gente, podría ser que alguna vez viéramos esto en nuestros dirigentes, espero que sí, sigo creyendo en el futuro, en que existe mucha gente honesta.
El despertar completo de nuestra nación esta próximo, el momento esta por llegar, es solo cuestión de tiempo, ya estamos despertando, nos vamos dando cuenta que podemos salir, como lo han hecho tantos otros pueblos y construir lo que sea necesario, para sentar las bases de una gran nación, reestableciendo los valores perdidos, las conductas olvidadas y las pautas de vida añoradas.
Pero si todo esto se revirtiera, si los dirigentes comenzaran a ver las cosas de otra manera, si dejaran de preocuparse por su recaudación personal, por sus bienes, por sus cosas, que no se las podrán llevar el día que fallezcan, y comenzaran a preocuparse por el prójimo antes que sea demasiado tarde, tal vez, y solo tal vez, podríamos sacar los pies del fondo del pozo y salir a la superficie, ver la luz y decir: “Señor, esto es realmente lo que cuenta”.

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