COLABORANDO CON LOS PIQUETEROS
Hasta donde vamos a llegar, cuan grande es nuestro pozo mental, moral, ético e intelectual? Que es lo que premiamos o tratamos de valorar? Dónde fueron a parar el criterio y el sentido común, donde fue a parar nuestro raciocinio? Nos encontramos en una de las encrucijadas históricas más notables y más incontrolables de todos los tiempos, la caída de los valores.
En este momento ya nadie sabe que es lo bueno y que es lo malo, que corresponde hacer y que no, que puede mejorar el futuro de nuestra patria y que no. Hace unos días observaba un método tenido en cuenta para la elección de abanderados de una escuela y pude ver en forma clara que la calificación y el desempeño no son lo que cuenta. En otra época la elección de abanderados estaba revestida de un profundo respeto, no cualquiera estaba en la bandera, si no que, por lo contrario, ese podio era ocupado por aquellos que después de años de trabajo y de esfuerzo se ganaban ese derecho, si bien la solidaridad y el compañerismo eran importantes, cosa que motivaba otro tipo de premios, eso no privaba por sobre el estudio y la conducta, valores fundamentales a la hora de elegir a aquellos que portasen la enseña nacional.
Hoy observamos que en la elección priman otro tipo de valores o de desvalores, con lo cual al ver esto uno piensa y se da cuenta porqué estamos donde estamos, porqué somos lo que somos.
Si seguimos inculcando en nuestros niños y adolescentes esta inadecuada aplicación de valores, lo que lograremos será crear esquemas de irresponsabilidad, ya que el esfuerzo habrá perdido su significado, y el trabajo que este conlleva, su valor.
Adelante, sigamos así, si queremos incrementar un mundo de asistencialismo y piqueteros, saquémonos de una vez por todas la careta y terminemos de corromper lo poco que nos queda, o en su caso premiemos el estudio, el trabajo, la conducta, en resumen: la educación.
En este momento ya nadie sabe que es lo bueno y que es lo malo, que corresponde hacer y que no, que puede mejorar el futuro de nuestra patria y que no. Hace unos días observaba un método tenido en cuenta para la elección de abanderados de una escuela y pude ver en forma clara que la calificación y el desempeño no son lo que cuenta. En otra época la elección de abanderados estaba revestida de un profundo respeto, no cualquiera estaba en la bandera, si no que, por lo contrario, ese podio era ocupado por aquellos que después de años de trabajo y de esfuerzo se ganaban ese derecho, si bien la solidaridad y el compañerismo eran importantes, cosa que motivaba otro tipo de premios, eso no privaba por sobre el estudio y la conducta, valores fundamentales a la hora de elegir a aquellos que portasen la enseña nacional.
Hoy observamos que en la elección priman otro tipo de valores o de desvalores, con lo cual al ver esto uno piensa y se da cuenta porqué estamos donde estamos, porqué somos lo que somos.
Si seguimos inculcando en nuestros niños y adolescentes esta inadecuada aplicación de valores, lo que lograremos será crear esquemas de irresponsabilidad, ya que el esfuerzo habrá perdido su significado, y el trabajo que este conlleva, su valor.
Adelante, sigamos así, si queremos incrementar un mundo de asistencialismo y piqueteros, saquémonos de una vez por todas la careta y terminemos de corromper lo poco que nos queda, o en su caso premiemos el estudio, el trabajo, la conducta, en resumen: la educación.
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